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El otro día una de mis clientas vino desesperada a hacer su entrenamiento personal. Al entrar por la puerta le vi la cara y pensé que no había tenido un buen día. Le pregunté, «ya que tenemos confianza para hacerlo», si todo iba bien, a lo que me contestó que no.
Se trata de una deportista cuyo objetivo es perder grasa ya que sufrió unos desajustes hormonales hace años y había engordado bastante.
Veníamos realizado dos entrenamientos semanales presenciales con una división muscular FULL BODY y además ella lo complementaba con dos entrenamientos en casa más ligeros con su propio peso corporal, y un par de salidas lúdicas a trotar o caminar a la semana.
Pese a algún atracón en las fechas navideñas llevaba una alimentación equilibrada y su grasa corporal se iba reduciendo, pero el peso en la báscula bajaba muy poco a poco.
Ese leve descenso en las últimas semanas empezaba a hacer mella en su motivación. Si bien es cierto que pasó de pesar 80 kg a 70kg en seis meses (entre 300 y 500 gramos semanales), y su metabolismo era mucho más eficiente que al principio, ella estaba obsesionada en esos 70kg y quería ver, de una vez, la cifra del 69.
Me transmitió esa inquietud durante dos semanas y por mucho que yo le explicase que la cifra del peso corporal es solo un indicador de muchos, ella estaba empeñada en que debía bajar si o si de los 70kg, y de inmediato.
Viendo su desesperación le dije “yo puedo hacer que bajes, no solo de los 70kg, sino de los 65kg en cuatro semanas, pero si hago eso estaré haciéndote daño”.
Pese a mi advertencia, ella me pidió que le pusiera el plan de entreno que fuese necesario para lograrlo. Porque le estaba afectando a nivel anímico.
Cualquier entrenador del tres al cuarto, con tal de no asumir el riesgo de perder al cliente hubiera hecho lo que ella proponía. La ventaja de tener un bagaje y un recorrido como entrenador hace que, llegado el caso, puedas prescindir de ese cliente (ya vendrán más) y asumir ese riesgo por EL BIEN DE PROPIO CLIENTE.
Mi postura era firme, seguir con lo programado y hacer mucha pedagogía. Le pregunté si la ropa en estas últimas semanas le quedaba igual, a lo que ella respondió que no, que le iba más holgada. Le expliqué que su cuerpo estaba más tonificado y sus músculos más llenos de agua y glucógeno, por lo que esa masa muscular pesaba más, etc, etc.
Y en ese momento vino mi pregunta CLAVE. Y la respuesta me confirmó lo que yo ya sospechaba. Le pregunté: “¿sigues el plan de entreno en casa y sales a caminar tal como lo hablamos?”, la respuesta fue: “No, hago el doble e incluso voy a correr casi a diario”.
¡Zas! Te cacé.
Todo eso le generaba un estrés añadido y le afectaba a todos los niveles: Se despertaba mucho por las noches, le costaba horrores ponerse a entrenar, dolores articulares, etc. ¡Pero ella seguía! Tenemos demasiada información que sobre estimula a la gente que hace deporte con el lema de “rendirse no es una opción.”
Es ahí donde tomé la decisión que, a riesgo de perderla como clienta para siempre, disparó sus progresos.
Le dije que no íbamos a hacer el entreno personal que teníamos programado, que tenía que irse a casa. Debía olvidarse de entrenar, correr o cuidar tal al detalle su alimentación durante 10 días.
Su cara de asombro e incredulidad era evidente. Me dijo: “Albert, ¡estás loco! Voy a engordar”. Y mi respuesta fue tajante: “Si a tu vuelta, y después de una semana de volver a hacer tu rutina de entrenamientos, no ha bajado tu grasa, y tu peso no está por debajo de los 69kg te devuelvo el dinero de los entrenamientos de los últimos 2 meses”.
Solo debía relajarse y mantener una vida activa y comer adecuadamente, pero sin contar calorías ni pensar en su físico. Y sobre todo, debía recuperar sus relaciones sociales.
El motivo de este planteamiento está motivado por la relación que existe entre el exceso de ejercicio junto con el estrés y el bloqueo de la pérdida de grasa. Este último factor fue estudiado por la Dra. Janice Kiecolt-Glaser y publicado en la revista Biological Psychology concluyó lo siguiente:
Un segmento de su investigación actual se centra en las formas en que el estrés y la depresión alteran las respuestas metabólicas a las comidas. Un estudio inicial mostró que las mujeres que habían experimentado factores estresantes más recientes quemaron menos calorías después de una comida de tipo comida rápida y también tuvieron menor oxidación de grasas y mayor cantidad de insulina en comparación con las mujeres con menos factores estresantes. Quemar menos calorías conduce a un aumento de peso. Además, las personas con menor oxidación de grasas tienen más probabilidades de aumentar de peso al almacenar grasas que aquellas con mayor oxidación de grasas y, por lo tanto, su riesgo de obesidad aumenta. Los niveles más altos de insulina fomentan el almacenamiento de grasa. Todos estos cambios adversos promoverían la obesidad.
Kiecolt-Glaser JK, Habash D, Fagundes CP, Andridge R, Peng J, Malarkey WB, Belury MA (2015). Estresores diarios, depresión pasada y respuestas metabólicas a las comidas ricas en grasas: un camino novedoso hacia la obesidad. Psiquiatría biológica, 77: 653–660.PMCID: PMC4289126.
Por otro lado, el exceso de ejercicio ha sido estudiado en numerosas ocasiones con consecuencias nada beneficiosas por la pérdida de grasa y mejoras musculares, como son:
- Descenso del nivel de prestación.
- Incapacidad de mejorar el rendimiento.
- Insomnio.
- Irritabilidad.
- Aumento de grasa corporal.
- Pérdida de peso (descenso del tono muscular).
- Mayor riesgo de lesiones.
- Descenso de las defensas.
Y después de eso, ¿cuál fue el resultado? ¿Perdí mi dinero?
Tal como esperaba, volvió con energía, ganas de entrenar y el peso corporal (68.8 kilos) y los niveles de grasa descendieron. Estaba lista para afrontar un nuevo periodo de entrenamiento, pero lo más importante, volvía a dormir una media de 8 horas de sueño de calidad y recuperó las ganas para afrontar cualquier tarea de su día a día.
Lo más importante de nuestro deporte no es tener más agallas o esforzarse más, sino usar la cabeza y saber que paso dar en cada momento.
Albert MN
ECN ÉLITE Coach
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ALBERT MEDRANO Entrenador personal
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